Hace un par de días me crucé con dos artículos de Javier Cid en el Mundo: «Ir al psicólogo ya no es cosa de locos» y «Sí, voy al psicólogo y qué«. Ambos me los devoré rápidamente. No es muy habitual ver estos temas escritos en prensa de tirada nacional y me gusta la defensa que Javier hace de nuestra profesión en ambos, aunque mezcle un poco algunos conceptos. En el segundo artículo nos cuenta su experiencia y creo que esta frase resume perfectamente lo que muchos de nuestros pacientes nos cuentan:

Para no estirar la agonía, pues con las cosas de la cabeza nunca se sabe, ese mismo lunes pedí cita en la consulta de una psicóloga. Yo aún no era consciente pero, cuando llamé al timbre […] hice mucho más que apretar un botón; estaba a punto de adentrarme en una de las aventuras más alucinantes de mi turbio existir.

Ambos artículos están muy bien y merece la pena leerlos, pero adentrarse en los comentarios de los lectores es otro mundo: me doy cuenta de la cantidad de desinformación y de mitos que hay sobre la psicología en este país. Aunque es interesante ver cómo se rebaten entre ellos, es una pena que haya gente que siga pensando que la psicología es algo parecido a ir a ver un curandero o la terapia sea pseudocientífica.

Los psicólogos tenemos una profesión científica, basada en la evidencia. Nuestro trabajo, como el de los médicos o ingenieros, tiene un fundamento basado en estudios científicos. Estos estudios demuestran que la terapia psicológica tiene resultados, en muchos casos, mejores que los fármacos.